Annie Mawson, fundadora y directora ejecutiva de la organización benéfica Sunbeams Music Trust, posa con una página de un libro de contabilidad de 1911 de la Corporación de Liverpool que incluye una anotación para Eleanor Rigby, será subastdo este jueves en Londres.
El documento, que Paul McCartney envió en 1990 a la directora de una organización benéfica musical que le pidió un donativo, tiene la firma de una criada llamada "E. Rigby" que trabajó en un hospital de Liverpool.
Ted Owen, director de la compañía que remata el documento, cree que la mujer que lo firmó es la "Eleanor Rigby" enterrada en 1939 en un cementerio de Liverpool junto a la iglesia donde McCartney conoció a John Lennon.
"Hablé con la persona que vivía en la casa donde ella solía vivir y confirmó que la firma es la misma de la persona en el cementerio", dijo. El hallazgo, agregó, podría contradecir la afirmación de McCartney de que su canción sobre una mujer triste y solitaria se basó en un personaje inventado. "Es intrigante que McCartney lo poseía porque él dice que escribió la canción en torno a una figura ficticia", dijo Owen. "Pero, ¿cómo obtuvo este documento y por qué lo tenía? Cuando se le pidió que donara dinero, esto fue lo que mandó".
McCartney ha dicho que la canción no se basa en un personaje de la vida real pero ha aceptado la posibilidad de que el nombre de la mujer haya quedado grabado en su subconsciente tras ver la lápida.
Cuando se anunció la subasta el ex Beatle emitió un comunicado reiterando que el personaje de su canción no era real.
"Si alguien quiere gastar dinero en la compra de un documento para demostrar que una personaje ficticio existe, por mí está bien", dijo.
La nómina la firmó "E. Rigby" tras cobrar su pago en el Hospital Municipal de Liverpool. McCartney no ha revelado cómo la obtuvo o por qué la envió a la organización benéfica hace 18 años.
La canción, lanzada como sencillo en 1966 e incluida en el álbum "Revolver" de los Beatles, representó un súbito cambio para la banda, hasta entonces conocida por sus exitosas tonadas alegres. Con su evocador estribillo "Ay, mira a toda la gente solitaria", el tema es un devastador retrato de una mujer aislada cuya muerte llama tan poco la atención que nadie asiste a su funeral.
El arreglo, del productor de los Beatles George Martin, no incluye ni guitarras eléctricas ni batería. McCartney canta acompañado de violines, violas y violonchelos.
"Es una canción de los Beatles sin ningún instrumento de los Beatles", dijo Glenn Gass, un historiador de rock que dicta un curso sobre el legendario cuarteto en la Universidad de Indiana.
"Es tan deprimente y tan triste: ella recoge el arroz en la boda de otros, toda esa imagen de que viste un rostro que guarda en una jarra junto a la puerta. Hay un contenido emocional subyacente. No es una canción de pop en ningún sentido tradicional, pero es una de sus grandes canciones".
Lennon y George Harrison cantan las armonías; Ringo Starr no toca ni canta, aunque expertos dicen que contribuyó una línea a la letra. La autoría de "Eleanor Rigby" es de Lennon y McCartney, pero se le ha atribuido principalmente a McCartney.
McCartney ha dicho que consideró llamar a la mujer "Daisy Hawkins". También pensó llamar al cura indiferente "Padre McCartney", pero se decidió por "Padre McKenzie" para no imponerle una carga a su propio padre.
La canción ha tenido tal impacto que en el centro de Liverpool se erigió una estatua en honor a Eleanor Rigby, real o imaginaria, donde transeúntes suelen dejar flores en los meses de verano.
El gran interés por el documento ha llevado a calcular su precio de venta estimado en 500.000 libras esterlinas (750.000 dólares).
Owen dijo que "cada centavo" irá al Sunbeams Music Trust, que provee educación musical a personas con necesidades especiales.
La fundadora de la organización, Annie Mawson, recibió el documento de McCartney tras escribirle una carta de 11 páginas en busca de ayuda para la fundación.
"Le dije a Paul McCartney cómo su música había ayudado a tantos niños vulnerables", relató.
Ella misma dejó la carta en la oficina de McCartney en Londres en 1989 y recibió el documento en el correo al año siguiente. Venía en un sobre con el logotipo de la gira mundial de McCartney, sin ningún mensaje.
"Creo que mi carta lo conmovió y por eso me mandó este hermoso pergamino, un libro de contabilidad de 1911 en el que dice E. Rigby", dijo Mawson. "La cabeza me dio vueltas al darme cuenta de su significado".
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