Un cuadro pintado conjuntamente por los cuatro miembros de los Beatles. Eso es lo que se va a poner en venta el próximo 14 de septiembre, según ha anunciado la casa de subastas Philip Weiss,
situada en Oceanside (Nueva York). El precio de venta de la pintura,
que forma parte de un paquete de artículos pertenecientes al mítico
grupo de Liverpool, se calcula que oscilará entre 80.000 y los 120.000
dólares.
El grupo pintó este cuadro –titulado posteriormente «Imágenes de una mujer»– en Tokio, en el año 1966,
adonde llegaron el 29 de junio con motivo de una gira por Japón. Y la
historia tiene su miga. Como consecuencia del anuncio de que uno de los
conciertos de la gira se celebraría en una especie de templo del sumo,
los músicos británicos comenzaron a recibir amenazas de muerte, lo cual
obligó a extremar las medidas de seguridad. El estadio, conocido como Nippon Budokan,
había sido construido en 1964 y estaba pensado para la práctica del
judo durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Verano de ese
año. Aunque en años posteriores tocarían músicos como Bob Dylan, Eric Clapton y
otros muchos, los Beatles fueron los primeros en celebrar un concierto
allí, lo cual desató la ira de luchadores y aficionados a las artes
marciales japonesas.
Para
evitar problemas y por obligación de la membros de seguridad, gran
parte de las cien horas que permanecieron en el país las pasaron en la
suite del hotel donde estaban hospedados, el Tokio Hilton. Exceptuando una pequeña escapada de Lenon al Mercado Oriental y la Galería Asahi,
y un rápido paseo de Paul McCartney por los alrededores del hotel,
apenas pudieron moverse del edificio. Para ocupar todo el tiempo libre
que tenían entre actuación y actuación, Brian Epstein,
manager del grupo en ese momento, les entregó un lienzo de 75 cm x 100
cm, unas pinturas y algunos pinceles, y les propuso pintar un cuadro
entre todos. Extendieron la tela sobre una mesa rectangular, alumbraron
el cuarto con una una lámpara que situaron en el centro de la mesa –en
mitad del lienzo– y los cuatro músicos se sentaron alrededor, escogiendo
cada uno un cuadrante distinto. Cuando levantaron la lámpara de la
mesa, quedó marcado el círculo blanco donde se había posado. El espacio
que dejaba fue aprovechado para estampar la firma de cada uno.
Este ejercicio, lejos de suponer un mero pasatiempos para los Lennon, McCartney, Starr y Harrison, tuvo un efecto casi anestésico sobre los músicos. Robert Whitaker,
autor de la fotografía, declaró: «Nunca los había visto tan calmados.
Estaban trabajando en algo que evadía sus personalidades. Creo que es el
único trabajo que hicieron todos juntos que no tuviera relación con la
música. Era genial ver cómo no dejaban la pintura ni cuando llamaban a
sus novias o mujeres. Paraban de pintar sólo para ir a un concierto.
Tocaban y volvían al cuadro».
Cuando finalizaron el cuadro se lo entregaron como obsequio a Tetsusaburo Shimoyama,
presidente del club de fans de los Beatles en Japón, que lo conservó
durante años. Aunque no se conoce con certeza el recorrido que ha
seguido el cuadro hasta hoy, el señor Weiss, propietario de la casa de
subastas que lo pone ahora a la venta, declaró que creía que el
propietacrio actual había comprado el cuadro directamente a Shinoyama,
problablemente en la década de los noventa. En 2002 se puso en venta por
eBay, pero fue retirado de la subasta tras no satisfacer las pretensiones económicas de su vendedor.
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