Hoy se cumple una década del fallecimiento de una figura clave de la música popular: George Harrison, gran hombre, fundador de Los Beatles, creador de extraordinarias canciones y humanitario y solidario.

George nació el 25 de febrero de 1943, en Liverpool, y fue el cuarto hijo de una familia en la que el padre trabajaba como chofer de micros. Un amigo del colegio le obsequió su primera guitarra, en 1956, y poco tiempo después, a través de la amistad con Paul, se incorporó a la banda de John, The Quarrymen. Esta formación en 1960, daría sus primeros pasos como Los Beatles. Aunque fue un destacado compositor, esta faceta quedó opacada por la fuerte presencia de la dupla Lennon y McCartney. Sin embargo, compuso para los Beatles 22 temas.
Siempre fue considerado el más tímido de la banda, aunque según su esposa, Olivia Harrison, su comportamiento osciló entre los extremos. Olivia, con quien se casó en 1978 y tuvo un hijo, Dhani, lo describió a veces pensativo y callado; otras eufórico y alegre. Ella ponía un ejemplo concreto: aunque George solía meditar y le interesaba profundamente la filosofía hindú, era un fanático de la Fórmula 1. “El propio George no es un misterio -comentó alguna vez John-. Pero la parte misteriosa de él es inmensa”.
Una vez disuelta la banda, George comenzó un recorrido solista, plasmado en discos (para mí partcularmente la mejor en su carrera) All Things Must Pass , material que incluía su hit My Sweet Lord . Durante la década del ‘80 junto a Bob Dylan, Tom Petty, Jeff Lynne y Roy Orbisson forma a Traveling Wilburys.
Uno de los hechos más escalofriantes en la última etapa de su vida fue el atentado que sufrió el 31 de diciembre de 1999. Ese día fue atacado, en su casa, por un maníaco que lo dejó convaleciente. Pero su vida se deterioró dos años antes de este hecho, cuando le diagnosticaron cáncer de laringe, mal que rápidamente se trasladó al cerebro.
No solo hoy estamos contigo, lo estamos siempre George.
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