Paul McCartney e Israel saldaron una deuda de 43 años junto a cerca de 45.000 personas que presenciaron el concierto.
Fueron 140 intensos minutos que hicieron vibrar Israel. Hubo pasión, nostalgia y ritmo para una ciudad entregada a Paul, que ofreció el mejor concierto en Israel de la última década. El se lleva el cariño ilimitado de los israelíes. Fue una actuación intergeneracional, ante adultos de 8 años y jóvenes de 80.
A las 20.27 de la noche, vestido con una chaqueta negra y una camisa rosada, Paul McCartney apareció en el escenario ( de 900 metros cuadrados) construido para la ocasión. En ese momento, Tel Aviv se paralizó. Tras la primera canción, Hello Goodbye gritó: "!Shalom Tel Aviv, Shana Tova!" (Hola Tel Aviv, feliz año nuevo) con la mente puesta en el lunes cuando Israel y el pueblo judío celebraran su inicio de año. También exclamó "Ramadan Karim", en referencia al mes más sagrado para los musulmanes.
A sus 66 años, a Paul le sobra la energía o, al menos, es lo que demostró en Tel Aviv. Historia e histeria se apoderaron de hombres y mujeres, laicos y religiosos, jóvenes y jóvenes de espíritu.
22.00h: Extásis total. Entre fuegos artificiales y un espectacular juego de luces, McCartney se sentó ante su piano y cantó Live & Let Die. Fueron 30 canciones elegidas, muchas de su etpa solista. Los éxitos Beatles fueron los más cantados y aplaudidos. Su Yesterday en solitario y con guitarra en mano izquierda provocó más de una lágrima de emoción.
"Este es un momento histórico, algo irrepetible. Algún día se lo podré contar a mis nietos. No es un cantante más, es un mito, una época!" exclama un señor de unos 50 años que no sabe si reír o llorar.
El recital de McCartney sirvió también para diferenciar entre ricos y pobres. La mayoría pagó 100 euros para estar en el Campo y vivir una experiencia más pasional y menos dolorosa económicamente, y estar más cerca del ídolo. En el segundo escalón social, estaban los que pagaron 300 euros para sentarse en una cómoda tribuna llamada Vip. Pero como en este país todo se sirve a lo grande ya sea una ensalada o una protesta, hubo también sala Supervip, otra tribuna donde varios centenares gastaron 1000 euros a cambio de una teórica mejor visión, abundante surtido de comida y alcohol.
Roni Mana, uno de los empresarios de este ambicioso proyecto (6 millones de euros de inversión), organizó una fiesta privada en su discoteca en el Puerto de Tel Aviv para recibir al ilustre invitado.
McCartney dialogó en hebreo con el público en más de una ocasión. El mítico Hey Jude lo convirtió por un momento en Aalan Jude, usando el término coloquial hebreo que significa "qué tal" y que tiene su base en el árabe. También empleó esta lengua para dedicar Something a George Harrison y A Day in a Life a John Lennon.
McCartney, dedicó el tema "My Love" a Linda, su esposa que falleció de cáncer en 1998.
Muchachas adolescentes se pusieron a llorar y la multitud agitó sus brazos en el aire mientras la estrella interpretaba algunos de sus más grandes éxitos casi sin interrupción.Entre los favoritos interpretados estuvieron "Give Peace a Chance" y "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band", el tema con el que cerró la noche.
Aunque parezca increíble la prensa israelí coincide en piropear a la organización, al público, a todos... Israel loves U Paul es el slogan. La veterana estrella ha servido de tranquilizador y válvula de escape de un país que en pocas horas volverá a tratar la corrupción de su primer ministro dimitido, el conflicto con los palestinos o el último discurso del presidente iraní, Mahmud Ahmadinayad.
Levy, una mujer de 60 años que viajó desde Jerusalén para asistir al concierto, vistió una camiseta blanca en la que se pudo leer: “Israel ama a Los Beatles”.El único funcionario público que tuvo la oportunidad de acercarse a la estrella del rock fue el alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai, quien estrechó la mano de McCartney y aprovechó el encuentro para bromear con él y hacer unos comentarios sobre su presentación.Según varios de los asistentes y el diario israelí Haaretz, McCartney destacó por su interpretación del tema “Live and Let Die”, (Vive y Deja morir), mientras fueron lanzados fuegos pirotécnicos y una gran pantalla mostró al artista sonriendo.“Cuando uno consigue un trabajo tiene que hacerlo bien”, dijo McCartney ante “miles de asistentes que sonrieron y lloraron al ver como se cerró un capítulo 43 años después".
"El sueño se acabó y fue muy real", escribe un columnista. Para los servicios de seguridad ha sido una pesadilla. Las amenazas de muerte, proferidas por un radical islamista por actuar "en el ente sionista y ocupante", fueron tomadas muy en serio. Escoltas privados, policías y el refuerzo invisible de los servicios secretos han acompañado cada paso suyo en Tierra Santa.
"Vengo con un mensaje de paz. No canto para los gobiernos sino para los pueblos", ha repetido para aplacar las criticas de algunos grupos palestinos que le exigieron boicotear a Israel. Tras salir de la Basílica de la Natividad de Belén, el cantante afirmó: "He puesto una vela por la paz en todo el mundo y en especial para Israel y Palestina". Su deseo de trasladarse a la capital palestina (Ramala) fue desestimado por los servicios de seguridad del consulado británico.
Cuando McCartney dio por finalizada la actuación, el público le pidió más. Con la flema británica y sonrisas, respondió: "¡Iros a dormir!". Y se despidió en hebreo: "Nos volveremos a ver".
Esta es la relación de temas que presento Paul anoche:
Hello Goodbye
Jet
Drive My Car
Only Mama Knows
All My Loving
Flaming Pie
Let Me Roll It
My Love
Let ‘Em In
The Long and Winding Road
Dance Tonight
Blackbird
Calico Skies
I´ll Follow The Sun
Mrs. Vanderbilt
Here There and Everywhere
Eleanor Rigby
Something
A Day In The Life
Give Peace a Chance
Band On The Run
Back In The USSR
I Got A Feeling
Live And Let Die
Let It Be
Hey Jude
Lady Madonna
Get Back
I Saw Her Standing There
Yesterday
Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band
Video de la Fox News:
Corto reportaje por NOS :
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